OCTAVIO PAZ*<br > Alejandro Rossi<br >ESTAMOS AQUI PARA RECORDAR A OC ITWIO Phz EN EL<br >primer aniversario de su muerte yen el afio de una<br >nueva vida que ser1 inmensamente m~s dilatada<br >que la anterior. Vivirg ya enredado para siempre<br >con nuestro idioma， ser~ un autor imprescindible y<br >a la vez ，~er~ algo m~s， parte esencial de esa lengua<br >an6niina， de ese fondo desde el que se desprenden<br >las cristalizaciones literarias， las obras singulares.<br > Ser*i leido en un libro， o en una pantalla， por<br >lectores que sabr{in qui6n fue Octavio Paz y habr~i<br >sin duda eruditos que averiguardm， en bibliotecas<br > cada vez m~is parecidas a laboratorios， cu~intas ve-<br > ces us6 la palabra "petrificada". Pero tambi6n es-<br > tarsi al lado del muchacho solitario que todavfa no<br > ha oldo el nombre de Octavio Paz， el adolescente<br > que de nuevo intenta la inexplicable aventura de<br > escribir poesla. Si escribe en castellano， Octavio Paz<br > estar~ con 61.<br > Un gran escritor es una figura desconcertante.<br > No acepta las reglas itnpllcitas o explicitas del juego，<br > crea un gran desorden e introduce intranquilidad y<br > alarma. La mayorla quiere seguridad， navegar en<br > la piscina municipal y se conforma con inventar mf-<br > nimas variantes de una tradici6n aceptada. El escri-<br > * Texto leido on el ~Homcuaje National a Octavio Paz<br > coil llaotivo de su primer anivcrsario Iuctuoso"， celebrado<br > eo el Palacio de Bellas Artes， el 19 de abril de I0{}{}， Y pu-<br > blicado en Letros Libres 6 {junio 1099) 34-36.<br >